viernes, 28 de noviembre de 2008

Materno infantil...

Llegue a casa corriendo por que el tiempo cada vez era mas corto, mi puntualidad tenia que ser regular como siempre. Me quite mis posesiones de valor, los aretes, mi reloj que seguía su ruta anunciando que cada vez faltaba un poco menos, mi collar de tortuga que nunca dejo pero ahora seria diferente. Metí rápidamente en mi mochila el chemisse, la bata de laboratorio, el celular y unos cuantos pesos para pagar los camiones.

Estaba ahí en el punto de encuentro con un par de compañeros de mi equipo, los tres emocionados hasta contábamos los minutos que nos faltaban para llegar al materno. Parecíamos niños chiquitos cuando abren los delicados regalos de navidad con tanta emoción. Cada vez mas cerca por las calles de merida, probablemente perdidos esa era nuestra impresión ya que no sabíamos cual era exactamente la dirección.

Preguntamos a las personas que caminaban cerca de la avenida principal, continuamos pero ahora con la información en nuestras mentes que brillaba como cuando después de una mañana entera de lluvia aparece el sol resplandeciente. Por fin estábamos ahí, aun no lo podíamos creer!!!
El doctor amablemente nos esperaba con esa sonrisa, amabilidad y buena manera de enseñar común en el. Indico que debíamos cambiarnos en un cuartito que desde mi punto de vista ya le hacia falta algo de remodelacion, con los lockers dañados, unos cubículos para cambiarse y un espejo transversal a nuestras espaldas.

Entre risa, comentarios irónicos pero sobre todo los nervios de punta... Entraremos a cirugía!!!
gritábamos de emoción, alegres. ¿Como seria? ¿Nos dejaran ver? ¿tienen hambre? esas eran nuestras preguntas mientras nos cambiásemos. En 10 minutos después, ya estábamos listas.

El doctor fue por nosotras. Estando en la entrada pude leer varios letreros, entre ellos, Expulsión, sala espera, Camas de reposo, Quirófano.

Se nos mostró la manera de ponernos las botas y los gorros. Las enfermeras se nos quedaban viendo, con cara de ¿estos niños que hacen aquí? pero a pesar de ello. Disimularon bien sonriendo con amabilidad y poniendo sus esperanzas de enseñar en nuestras espaldas.

-Vamos. Escuchamos a nuestras espaldas. Listos!!! como no podíamos estarlo, parecíamos chicos exploradores, siguiendo al jefe del equipo.

No lo podía creer... estaba atónita viendo exactamente como creí que seria una nueva mama en unas cuantas horas, una actitud de compasión y amor... eso es exactamente lo que sentí en esos instantes todo paso tan rápido... seguimos al doctor que nos mostraba cada rincón como si fuera tu nueva casa.

Entre tanto caminar y explorar pudimos notar una maquina (ultrasonido) dije entre pensamientos, vaya!!!

Varias enfermeras, internas y el doctor que nos miraban con cara de los voy a maravillar con esto. A si fue, el doctor nos mostró las partes del ultrasonido, pero para dejarnos completamente sin respirar de la emoción tomo el equipo y lo acerco a una paciente, y se hizo la magia... pudimos ver ala pequeña niña del vientre materno, con su corazón palpitante, su dedito gordo en la boca, el cordón umbilical, su cabeza y como olvidar sus manos juguetonas.

Fue simplemente algo mágico, como expresar esa emoción tan grande que sentí, esa falta de aire que mis pulmones no podían aguantar mas... y una sonrisa como ninguna vez pude imaginar.

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